Ponga la sal en un VASIJA y sosténgalo mientras pide que el espíritu de la tierra bendiga la sal. Entre en la habitación que va a despejar y colóquese en el extremo situado más al Este. Arroje una pizca de sal en dicha esquina y diga:
Sal sagrada, sal de la tierra y del mar, despeja esta habitación para que seamos libres.
Puede decir la oración que mejor se adapte a las necesidades de su espíritu. Deje que su corazón lo guíe en la elección de las
oraciones.
Cuando haya arrojado sal en las cuatro esquinas de la habitación, colóquese en el centro de la misma y empiece a girar describiendo una espiral en el sentido de las agujas del reloj. Vierta un poquito de sal adicional en cualquier punto en el que la energía le parezca desagradable o densa o fría o estancada. Fíese de su intuición para determinar cuáles son estos puntos. Simplemente, abra el corazón y las emociones a cualquier información que parezca proceder de la habitación. Cuando finalice diga:
ORACION
Madre Tierra que estás debajo de todos nosotros, escúchanos ahora, acude a nuestro llamado, entra en esta casa, en este lugar sagrado, sana a todo aquel que viva dentro de este espacio.
Cuando haya terminado la ceremonia puede aspirar la mayor parte de la sal. No obstante, deje un poquito en las esquinas.